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  • Mauricio Hernández*

Movilización contra la corrupción en Dominicana y el plebiscito Venezolano


En esta ocasión tuve la oportunidad de mirar de cerca dos procesos de movilización y participación ciudadana fuera de nuestro país, así fue como presencié la Marcha Verde contra la Impunidad y, también, fui testigo de largas filas de venezolanos que tenían como propósito participar en el plebiscito de la oposición contra Maduro. Todo en un mismo día, todo en Santo Domingo, en ese ideario que los mexicanos tenemos de las vacaciones y el caribe, un domingo 16 de julio.

El fin de semana pintaba bien, habíamos llegado recientemente a la isla y entre nuestros planes figuraban comer en la playa y bailar un poco de son por la noche. También era importante conocer más sobre la marcha, que en días pasados estaba en mi mente por la relevancia de los temas. Debo confesar que en la coyuntura que vive Latinoamérica de corrupción, no se requieren grandes detalles para comprender el contexto de una movilización donde se juntan tres conceptos: ciudadanos, clase política y Odebrecht.

Alrededor del medio día ya estaba el mitin y luego el discurso de cierre, una gran avenida que da entrada a distintos edificios gubernamentales lucía repleta con pancartas, gorras y playeras con un mismo mensaje. La gente estaba emocionada y atenta a las indicaciones que se daban por el micrófono, pasaban lista de distintas regiones de la República Dominicana para así hacerlas presentes en este acto nacional y dar sentido a las decenas de camiones y guaguas desde donde llegaron; luego de algo de música, un grupo de mujeres se apersonó en el escenario para el discurso de cierre, que, entre otros mensajes, resonó uno muy concreto: la destitución del Presidente actual.

Además de los colores, cantos y mensajes estuve atento a la dinámica entre la policía que resguardaba la movilización y los organizadores de la misma. Sin decir mucho, la percepción fue de respecto y autocontrol. No obstante, otra cosa sí me causó una amplia curiosidad, incluso intriga, ya que desde el inicio hubo un conjunto de drones tomando fotos y videos de la movilización, ninguno de ellos podía identificarse a quién pertenecía, pero por lo que comprendí después, estos eran de uso particular más que del gobierno. Aun así, me queda claro que este tema, movilización ciudadana y ciberseguridad, requiere tratarse en otro momento, si bien quiero dejarlo en el tintero por acá.

La experiencia de la Marcha Verde me dejó un gran sabor de boca y me puso a reflexionar sobre la relevancia de retomar los espacios políticos y vincularlos con el uso de controles democráticos. En estos escenarios, en general, transitan al menos dos rutas muy complejas. En la primera, tanto la fuerza ciudadana como el nivel de activismo se guían a través de intereses específico que, incluso, se conforman en una nueva fuerza política controlada por algún partido o sector de oposición. En la segunda, en cambio, el gran reto es articular a los actores fuera de la clase política convencional, capaces de darle sustento y estabilidad al movimiento, incluyendo a los empresarios, académicos, ciudadanos de distintos grupos y representantes de la sociedad civil. En este caso, al parecer, la dificultad consiste en mantener un movimiento con una mira clara sobre la agenda pública frente al gobierno, con una especie de ¿qué? y ¿cómo? donde éste último dependa más de un proceso de rendición de cuentas sobre el ejercicio del poder, que de un cambio sobre quién será el nuevo actor político que lo ejerce.

En síntesis, la corrupción y la impunidad en América Latina están creando nuevos espacios políticos que, si no son apropiados por la ciudadanía y por sus intereses para ejercer controles democráticos claros y efectivos, también podrán convertirse en insumos para conformar nuevas fuerzas electorales que llevarán al poder a los mismos actores de la clase política, en esta ocasión de oposición, pero sin tener las garantías mínimas sobre un cambio efectivo en el ejercicio del poder y por tanto, en la existencia de nuevos horizontes en el combate a la corrupción y la impunidad. Ojalá que en el caso dominicano se empodere a la ciudadanía y se activen los controles democráticos adecuados.

Por la noche, luego de disfrutar una caminata en la hermosa zona colonial de Santo Domingo, estuvimos ante la presencia de cientos de personas que conformaban una larga fila que rodeaba una calle. Todos querían entrar a un mismo sitio, parecía pequeño y no se apreciaba ningún letrero. Inicialmente nos hizo suponer un concierto o algo similar. Al momento de preguntar sobre el evento, me contestaron que estaban ahí para sacar a Maduro del poder. Con ello, comprendimos que se trataba de una sede alterna al gobierno venezolano, donde se estaba llevando a cabo el plebiscito de la oposición.

En este contexto hubo dos aspectos que me impresionaron. Primero, que no había un contingente policial que estuviera en alerta, más bien se percibía como un ejercicio entre ciudadanos y, segundo, que la mayoría de los interesados eran jóvenes menores de 30 años, hombres y mujeres por igual. Luego de hacer las consultas respectivas, quedó claro que actualmente en República Dominicana existe una gran diáspora de hermanas y hermanos venezolanos que sólo viven el día a día y, que mecanismos como este plebiscito, les dan voz y sentido a la decisión que en algún momento realizaron con los pies. Ojalá pronto su fuerza como pueblo, fuera de sus fronteras, ejerza los suficientes controles democráticos para que su gobierno se transforme y sea más representativo.

En fin. Deseo que este breve anecdotario sobre la movilización ciudadana en el extranjero sirva de un referente adicional, para que nosotros, como mexicanas y mexicanos tengamos visiones más claras y contundentes sobre los futuros que estamos dispuestos a crear.

*Mauricio Hernández estudió políticas públicas, ha trabajado en temas de rendición de cuentas, educación y democracia desde el gobierno. Actualmente está vinculado en proyectos del Laboratorio de Innovación y Democracia, relacionados con participación ciudadana y transparencia.

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