En mi columna anterior especulaba sobre el margen con el que López Obrador tenía que ganar en la votación para poder sobrevivir el conteo de las actas. Mi especulación se quedó demasiado corta y López Obrador arrasó la elección. La magnitud de su triunfo nos ha cambiado el escenario político por completo. Tras las elecciones, llega al estatus de presidente electo con un gran mandato que esperemos sepa utilizar de la mejor manera. Me explico.
En ciencia política existe el concepto de “el mandato”. Tomado del lenguaje de los contratos en el derecho civil, el mandato en ciencia política se refiere a aquello que los candidatos ofrecieron a los votantes para obtener el voto y que, una vez ganando la elección, ahora tienen la responsabilidad de cumplirles a sus votantes. El tamaño o la fuerza del mandato se pueden medir con base en las características del triunfo. Cuando los candidatos ganan de forma arrolladora se dicen que cuentan con un gran mandato.
Tras la jornada electoral Andrés Manuel López Obrador ha adquirido un mandato impresionante. Prueba de ello es el amplio margen de votos con el que ganó la elección presidencial –superando por más del doble de votos al segundo lugar y triplicando al tercer lugar–. Otra prueba es el resultado en las elecciones para diputados y senadores. Entre los espacios de mayoría relativa que se disputaron, Morena y su coalición ganaron 73 por ciento en el caso de los diputados y 75 por ciento en el caso de los senadores. La composición del Congreso le será de gran utilidad a López Obrador para cumplirles a sus votantes.
Uno de los principales atributos de un mandato fuerte es que los candidatos electos pueden utilizarlo para implementar grandes cambios de dirección en las políticas de un país. El importante mandato de López Obrador deberá ser utilizado de forma urgente en por lo menos tres agendas.
Primero, en el caso de la reforma energética. El equipo de AMLO ya habla de la construcción inmediata de refinerías para dejar de importar gasolinas. También se habla de poner a revisión los aspectos de la reforma energética de 2013 que resultaron en detrimento del país. El importante mandato de AMLO puede ser utilizado para que el Estado recupere el monopolio del sector energético.
Segundo, en la reforma educativa. El equipo de AMLO habla ya de hacer una importante consulta nacional para revisar esta reforma que ha causado tantas fricciones. Éste es el momento de hacer los cambios necesarios para alcanzar condiciones laborales dignas para el magisterio y un sistema educativo más efectivo. También es el momento para hacer una revisión a profundidad de la infraestructura física con la que cuenta el sistema educativo nacional.
Tercero, en poner a revisión la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México. Hasta ahora, las razones detrás de las intenciones de evaluar la pertinencia de su construcción son las sospechas de corrupción y los impactos ambientales del proyecto. Sin embargo, el mandato también se podría utilizar para evaluar el impacto del nuevo aeropuerto sobre el desarrollo urbano del país en su conjunto. Me refiero a evaluar el impacto del nuevo aeropuerto sobre el sistema de ciudades del país.
Esperemos que el presidente electo López Obrador sepa cómo utilizar el gran mandato que ha adquirido después de la jornada electoral. Definitivamente el peor escenario sería no aprovecharlo. Sería una lástima dejar pasar esta oportunidad de implementar los grandes cambios de dirección que se necesitan en el país.
Columna del LID para El Diario NTR de Guadalajara
*David López García es candidato a doctor en políticas urbanas por la New School de Nueva York y coordinador general del LID.