Uno de los papeles del gobierno que más aceptamos y damos por sentado es el de atraer inversiones para generar empleos. Para lograrlo, los gobiernos generalmente recurren a un par de estrategias: construir la infraestructura productiva que las empresas necesitarán para poder realizar sus actividades y generar un ambiente regulatorio con incentivos para los negocios.
En este contexto, el gobernador de Jalisco acaba de realizar una gira de trabajo por Silicon Valley, en California, con el objetivo de atraer inversión de la industria tecnológica a Jalisco. Los esfuerzos por atraer esta industria se basan, por lo menos, en tres objetivos: consolidar un sector que genera un alto valor agregado, la creación de empleos directos en las nuevas empresas y el efecto multiplicador sobre otros sectores de la economía.
Estos objetivos son muy válidos y los efectos positivos de la industria tecnológica han sido ampliamente comprobados y documentados. Sin embargo, también conviene mantener una visión un poco más matizada al respecto porque alcanzar los objetivos planteados puede venir con cierto tipo de costos. Es importante identificar y discutir estos costos a tiempo para poder anticiparnos. Discutiré tres de ellos.
Primero, invertir los recursos públicos en infraestructura para la industria tecnológica puede venir con un costo de oportunidad. Es decir, el presupuesto público para infraestructura es limitado y su inversión implica una especie de efecto cobija. Como el presupuesto no alcanza para todo, si se cubren unas necesidades necesariamente se dejarán descubiertas otras. Por ello, al apostar por la industria tecnológica se podría estar dejando de invertir en la infraestructura productiva para otro tipo de sectores.
Segundo, los empleos mejor pagados en la industria tecnológica son para las personas que poseen cierto tipo de capital humano que requiere muchos años de escolaridad. Si logramos atraer a Jalisco esta industria de alto valor agregado también tenemos que estar ciertos de que los jaliscienses cuentan con el capital humano para poder participar en esta nueva producción. De lo contrario, tenemos que apretar el acelerador para generar el capital humano en casa. Mientras tanto tendremos que importar trabajadores que se quedarán con los sueldos más altos.
Tercero, generar un ambiente regulatorio favorable para los negocios puede venir con el costo de debilitar la red de seguridad social de los trabajadores y sus sindicatos. Si en Jalisco relajamos nuestra regulación laboral con el afán de atraer inversión, entonces podríamos poner a los trabajadores en una situación de vulnerabilidad. Nuestro gobierno tiene que estar vigilante de que, además de ser bien pagados, los nuevos empleos cuenten con una red se seguridad social fuerte. También tenemos que asegurar la posibilidad de que los trabajadores formen sindicatos para incrementar su poder de negociación.
Los esfuerzos por atraer la industria tecnológica son muy positivos y deben celebrarse. Pero también hay que tener en cuenta los posibles costos que habría que pagar por atraer esta industria. Si aunado a los efectos positivos también consideramos sus posibles riesgos, entonces podemos anticiparnos para sacar el máximo provecho de estas estrategias gubernamentales.
Columna del LID para El Diario NTR de Guadalajara
*David López García es candidato a doctor en política urbana por la New School y coordinador general del LID.